¿Qué es la esquizofrenia?
Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5), la esquizofrenia es un trastorno mental catalogado como grave, caracterizado por la aparición de delirios (creencias falsas, como pensar que se es Dios), y alucinaciones (ver, escuchar o sentir cosas que no existen en la realidad), emociones apagadas, pensamiento desorganizado, pérdida de memoria y aislamiento social.
No se conoce con certeza la causa exacta de la esquizofrenia, pero se cree que se resulta de una combinación de factores. Por un lado, la genética juega un papel importante: si un familiar cercano ha tenido esquizofrenia, las probabilidades de padecerla aumentan. También influyen los procesos químicos del cerebro, especialmente aquellos relacionados con sustancias como la dopamina y el glutamato, que participan en la transmitir información entre las neuronas.
Además, ciertos factores del entorno pueden contribuir al desarrollo de la enfermedad. Por ejemplo, haber vivido situaciones altamente estresantes durante la infancia, la exposición a infecciones durante el embarazo o el consumo de drogas en la adolescencia pueden aumentar el riesgo.
¿Cuándo comienzan los síntomas?
En los hombres, los síntomas de la esquizofrenia suelen aparecer al final de la adolescencia y comienzos de los 20 años. En las mujeres, suelen manifestarse entre los últimos años de los 20 y los primeros años de los 30. También existe un grupo mayoritariamente mujeres que recibe el diagnóstico en etapas más tardías.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 24 millones de personas en el mundo viven con esquizofrenia, lo que equivale a cerca del 0.32% de la población global, o 1 de cada 300 personas.
Esto significa que, llevado a una escala más cercana, en un lugar como Tecalitlán con 16,700 habitantes, más de 55 personas podrían vivir con esta condición mental. Es decir, si reuniéramos a un grupo de 300 personas al azar, al menos una podría padecer esquizofrenia, lo sepa o no.
¿Se puede prevenir?
Aunque no existe una forma segura de prevenir la esquizofrenia, seguir el tratamiento médico y terapéutico puede evitar complicaciones graves. Cuando no se atiende adecuadamente, esta enfermedad puede afectar todos los aspectos de la vida de una persona. Entre las consecuencias más comunes se encuentran la depresión, los intentos de suicidio, el consumo problemático de sustancias, el aislamiento social, la pérdida del empleo o de la posibilidad de estudiar, así como el riesgo de quedarse sin hogar. También es común que se presenten otros trastornos mentales, como ansiedad o trastorno obsesivo compulsivo.
A pesar de los estigmas, las personas con esquizofrenia son más propensas a ser víctimas de violencia que a ejercerla. Por ello, los especialistas insisten en la importancia de brindar un entorno de apoyo, ofrecer información clara y garantizar el acceso a tratamiento desde las primeras señales de la enfermedad.
La esquizofrenia es un trastorno mental grave que requiere atención médica especializada y un entorno que facilite el acceso al tratamiento. Aunque no se conoce con exactitud su causa ni existe una forma comprobada de prevenirla, los avances científicos han permitido desarrollar tratamientos que ayudan a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.
Informarse sobre esta condición, reconocer sus síntomas y comprender su impacto puede
contribuir a una detección más temprana y a una mejor respuesta desde el entorno familiar, social y médico. Abordar estos temas desde una perspectiva basada en evidencia es clave para reducir el desconocimiento y mejorar el acompañamiento a quienes viven con esta enfermedad.
Adrián Aguilar Alcaraz.
adrian.aguilar2497@alumnos.udg.mx