En el fascinante universo de nuestro cuerpo, el cerebro ocupa el papel central, orquestando nuestros pensamientos, movimientos y emociones.  Para que este órgano extraordinario funcione con precisión, cuenta con una red de apoyo detrás del telón, entre estos actores clave de la obra biológica se encuentran los pericitos, diminutos guardianes que vigilan los vasos sanguíneos del cerebro y desempeñan un papel crucial en nuestra salud mental.

Aquí, surge la pregunta ¿Qué son los pericitos y porque casi nadie conoce a los pericitos? Su nombre, no muy familiar en nuestro lenguaje, proviene del latín “peri” (alrededor) y “cytos” (célula), que hace alusión a que son células que rodean a los vasos sanguíneos más pequeños, como capilares y arteriolas. Imagina que el sistema circulatorio de tu cerebro es una red de autopistas y que los pericitos son los inspectores del tráfico. Su función principal es supervisar y regular el flujo sanguíneo para asegurar que cada rincón del cerebro reciba suficiente oxígeno y nutrientes.

Aunque su tamaño, comparado con la punta de una aguja, es diminuto, estas pequeñas células tienen una tarea de gran tamaño: proteger la barrera hematoencefálica (la “muralla” que protege al cerebro de toxinas y patógenos). Sin los pericitos, esta barrera no funcionaría correctamente y dejaría al cerebro vulnerable a toxinas e infecciones. Los pericitos sueden considerarse como los “vigilantes” del cerebro porque supervisan la salud de los capilares y asegurándose de que el entorno cerebral sea seguro y eficiente. Sin ellos, la armonía del sistema nervioso se tambalea y abriría la puerta a una serie de problemas que afectan tanto la salud física como la mental.

Impacto de los pericitos en la salud mental

Los pericitos no solo se encargan de mantener las “infraestructuras” del cerebro; también desempeñan un papel crucial en nuestra salud mental. En México, los problemas de salud mental afectan a una gran parte de la población, sin importar la edad, nivel socioeconómico o ubicación geográfica. Por ejemplo, muchos hemos presenciado a nuestros abuelos olvidar información personal, nombres de familiares o incluso perder la noción del tiempo. Estos episodios suelen ser síntomas de enfermedades neurodegenerativas como la demencia o el Alzheimer, condiciones donde los pericitos están involucrados de manera significativa.

Diversas investigaciones han encontrado que el daño o la pérdida de pericitos está asociado con esta enfermedad, la famosa pérdida progresiva de memorias, ya que cuando los pericitos dejan de funcionar, la barrera hematoencefálica se debilita, lo que permite que sustancias inflamatorias y tóxicas lleguen al cerebro. Esto contribuye al deterioro cognitivo característico de la enfermedad.  Por otra parte, están implicados en eventos como los accidentes cerebrovasculares, donde los pericitos son esenciales para reparar los vasos sanguíneos después de una lesión. Si su función falla, la recuperación es más lenta y menos efectiva.

Por último, pero no menos importante, se relacionan con trastornos que hoy en día la mayoría de la población, por diversos factores presenta. La depresión y ansiedad, trastornos que, en nuestros amigos, compañeros, familiares e incluso en nosotros mismos podemos padecer, en especial acompañados de episodios de estrés por las actividades académicas, profesionales o familiares que suceden.  ¿Y qué crees? Aquí, los pericitos también están implicados. Aunque los mecanismos no están completamente claros, se cree que los pericitos influyen en la comunicación entre las células cerebrales, lo que podría afectar nuestro estado de ánimo y bienestar emocional. Pero ¿cómo sucede esto?

La conexión entre las emociones y el cerebro se da a través de los neurotransmisores, sustancias químicas liberadas por las neuronas que regulan la excitación o inhibición de diferentes funciones, incluidas las emocionales. Entre los neurotransmisores más importantes se encuentran la serotonina y la dopamina, cuya actividad está vinculada directamente al bienestar emocional. Estudios recientes han demostrado que este bienestar también depende de la integridad de los vasos sanguíneos cerebrales.  En este contexto, los pericitos, al desempeñar un papel esencial en la regulación de la salud vascular, tienen una influencia indirecta pero crucial en la estabilidad emocional y en las capacidades cognitivas. Por ejemplo, en momentos de estrés intenso, los capilares del cerebro pueden volverse más permeables, permitiendo que entren sustancias inflamatorias.  Los pericitos trabajan para contrarrestar este efecto, reforzando la barrera hematoencefálica y previniendo daños mayores.

El lado oscuro: cuando los vigilantes faltan

Al igual que toda sociedad, la seguridad social es vital; la presencia y funcionalidad de elementos de seguridad garantiza la integridad de los ciudadanos. En nuestro cerebro, ocurre algo similar, aunque los pericitos son esenciales para el cerebro, no son inmunes a los daños. Factores como el envejecimiento, el estrés crónico, las enfermedades metabólicas (como la diabetes) e incluso algunos tratamientos médicos pueden afectar su funcionamiento. Por ejemplo, en estudios recientes, se ha demostrado que ciertos medicamentos, como el cisplatino, un fármaco usado en quimioterapia, pueden dañar a los pericitos, contribuyendo a efectos secundarios neurológicos como la “neurotoxicidad”. Estos hallazgos abren la puerta a nuevas investigaciones para proteger a los pericitos y minimizar el impacto de estos tratamientos. Porque sin duda ¿a quién le gustaría quedarse sin pericitos?, probablemente a nadie.

El futuro de la investigación en pericitos

El creciente interés en los pericitos ha llevado a los científicos a explorar su papel en la regeneración cerebral y el desarrollo de nuevas terapias, en especial aquellas involucradas con enfermedades neurodegenerativas, donde fortalecer a los pericitos podría retrasar el progreso de enfermedades, como la perdida de la memoria o mejor aún. ¿Te imaginas lograr una regeneración vascular? aprovechar el potencial de los pericitos como objetivo terapéutico es sin duda una de las vías de estudio a futuro para la comunidad científica, ya que se volverían pieza clave para comprender y tratar trastornos neurológicos de manera más efectiva.

Cuidando a los vigilantes de tu cerebro

Aunque no podemos controlar directamente los pericitos, hay formas de apoyar su enorme labor que realizan día con día, ¿de qué manera? a través de un estilo de vida saludable. Desde una dieta equilibrada, consumiendo alimentos ricos en antioxidantes y omega-3 que brindan protección a los vasos sanguíneos. Además, la realización de ejercicio ayuda a mejorar la circulación y salud vascular. Un sueño adecuado permite a nuestro cerebro eliminar toxinas y con ello mitigar el daño en los pericitos y aún más importante, el control del estrés, ya que altos niveles de estrés afectan negativamente la función vascular, dificultando el papel de los pericitos. Al adoptar hábitos saludables, no solo cuidamos nuestro cuerpo, sino también a los pequeños vigilantes que mantienen nuestro cerebro en equilibrio.

Ahora, ¡Ya conoces a los pericitos!

Muchos desconocemos las funciones vitales que realizan diversas células en nuestro cuerpo, y los pericitos son un claro ejemplo. Aunque su fama no es grande, su papel en el sistema vascular cerebral es fundamental. Estos pequeños guardianes tienen un impacto enorme en la salud mental y cerebral, regulando el flujo sanguíneo y protegiendo los micro vasos del cerebro.  Su estudio abre un horizonte lleno de posibilidades para tratar enfermedades neurodegenerativas y mejorar la calidad de vida de las personas.  La próxima vez que reflexiones sobre el cerebro, recuerda que, en sus diminutos vasos sanguíneos, existe un ejército de células trabajando silenciosamente para proteger lo que más nos define como humanos: nuestra mente.

Osvaldo Torres Pineda

osvaldo.torres.pineda@gmail.com

Dra. Monserrat Macías Carballo

monserrat.macias@cualtos.udg.mx

Dr. Luis Beltrán Parrazal

lubeltran@uv.mx