El cerebro es un órgano complejo y vital; es un generador y almacén de recuerdos, pensamientos y capacidades creativas, entre otros procesos importantes que permiten conectar con nuestro medio interno y externo. El medio externo incluye todo lo que envuelve a los individuos: el ambiente, el estilo de vida y la dieta, entre otros. Por otro lado, el medio interno del cerebro se compone de neuronas, neuroglía, biomoléculas, elementos químicos y fluidos del intersticio principalmente.

Las células involucradas en el mantenimiento del medio interno del cerebro son:

Astrocitos: dan soporte al Sistema Nervioso Central y desempeñan diversas funciones, incluida la regulación del equilibrio de agua y solutos, el mantenimiento de la barrera hematoencefálica y el suministro de nutrientes.

Células ependimarias:  forman parte del revestimiento de los ventrículos cerebrales y están implicadas en la producción y circulación del líquido cefalorraquídeo.

Células endoteliales: estas células forman el revestimiento interno de los vasos sanguíneos en el cerebro. Están implicadas en la regulación de la barrera hematoencefálica, que controla el paso de moléculas entre la sangre y el tejido cerebral.

La alimentación permite la capacidad de renovar, proteger y mantener en buenas condiciones al cerebro; la principal fuente de energía para este órgano es la glucosa y se obtiene de los alimentos. El acceso a los alimentos tiene un impacto significativo en el cuidado del cerebro, interviene en la calidad de la dieta. Es esencial diferenciar entre alimentos naturales, frescos y procesados, ya que estos últimos contienen altos niveles de grasas saturadas, conservadores o calorías que no brindan de manera eficiente los nutrientes necesarios al cerebro, ya que durante el procesamiento de alimentos se pueden perder nutrientes importantes. Por ejemplo, los alimentos altamente procesados ​​a menudo se someten a elevadas temperaturas o se les añaden conservadores para prolongar su vida útil, lo que puede reducir la cantidad de vitaminas, minerales y otros nutrientes esenciales.

Aunque el cerebro depende principalmente de la glucosa para mantenerse en óptimas condiciones, el tipo y calidad de los alimentos son determinantes. Es importante tener en cuenta el impacto que el entorno ejerce sobre la disponibilidad y la calidad de los alimentos. El preservar un entorno personal y nutricional saludable es fundamental para el bienestar del cerebro. Por su parte la “Dieta de la milpa” permite aprovechar alimentos y tradiciones de México para mejorar la salud, como el consumo del maíz, calabaza y frijol. Además, incluye una variedad de alimentos frescos y nutritivos, que proporcionan una combinación equilibrada de carbohidratos, proteínas, vitaminas y minerales.

El maíz es la base en este patrón de alimentación, los frijoles complementan la proteína y las calabazas la fibra y otros nutrientes. En adición, la “Dieta de la milpa” puede incluir otros alimentos como chiles, tomates, hierbas y vegetales. Esta dieta tradicionalmente promueve una alimentación saludable y sostenible, además de la comprensión del funcionamiento y estructura del cerebro, y su relación con una alimentación adecuada promueve la salud cerebral. Los ácidos grasos poliinsaturados presentes en la “Dieta de la milpa” como el maíz, los frijoles y la calabaza, pueden impactar positivamente en las funciones cognitivas.

Recomendaciones:

RecomendaciónBeneficio
Hidratación adecuadaBeber suficiente agua durante todo el día puede ayudar a mejorar la concentración y el rendimiento cognitivo.
Reducir el consumo de alimentos procesadosPromueve el consumo de alimentos frescos y la disponibilidad de nutrientes para el cerebro.
Inclusión de alimentos ricos en vitaminas BLas vitaminas del complejo B, como la B6, la B12 y el ácido fólico, son importantes para la función cerebral.
Ingesta de antioxidantesLa “Dieta de la milpa”, rica en una amplia variedad de frutas y verduras de colores vibrantes, proporciona una fuente natural de antioxidantes, como las bayas, espinacas, brócoli y zanahorias, que protegen las células cerebrales del daño oxidativo.
Consumo de alimentos ricos en polifenolesLos polifenoles, presentes en alimentos como el té verde, el cacao y las bayas, complementan la “Dieta de la milpa” al ofrecer compuestos vegetales que han demostrado mejorar la función cerebral y proteger contra enfermedades neurodegenerativas.

Mtra. Graciela Abril Reynaga Macias

Asesor: Dra. Mónica Navarro Meza

Laboratorio C. De Memoria Neuronutrición CUSur