¿Alguna vez has decidido estudiar arduamente una noche antes de los exámenes para que todos los conocimientos esten frescos para la mañana siguiente? ¿O has tenido la idea de funcionar mejor en la noche y te desvelas hasta que casi puedes presenciar los primeros rayos del sol de un nuevo día? O qué me dices de la idea, ¿Para qué dormir ocho horas, si ya descansaremos cuando estemos muertos? Pues déjame decirte querido lector o querida lectora que, si no cuidas tus hábitos de sueño ahora, muchos de tus planes no verán la luz del día.

La conducta del sueño muchas veces parece algo insignificante ¿Qué podría afectar si cuando dormimos no hacemos nada? Pero, aunque parezca difícil de creerlo y a pesar de no sentirlo, en cuanto comienzas a quedarte dormido, diferentes partes de tu cerebro inician su jornada laboral. Por ejemplo: mientras duermes se consolida la información que adquiriste durante el día y se refine la información que ya conocías (Gómez-Fonseca y Genzel, 2020).

Te preparan para el siguiente día estar listo para lo que se te presente, como mejorar tu atención a tu alrededor, así podrás estar atento al cruzar una calle debidamente y moverte si algún vehículo se pasa ilegalmente el alto a máxima velocidad; a la vez te ayuda a eliminar distractores como aquel anuncio donde sale tu artista favorito (Short y Chee, 2019). Muchas veces se cree que estos beneficios como la atención o consolidación de memoria se obtienen mejor si tomamos una siesta inmediatamente después de estudiar un tema difícil. Sin embargo, estudios más recientes nos dicen que es mucho mejor dejar esos momentos para la noche y así tener beneficios mayores (Gómez-Fonseca y Genzel, 2020).

Imaginemos un día de escuela; te levantas a tu hora adecuada porque dormiste mínimo ocho horas. Te alistas con el outfit que más te gustó después de tomarte el tiempo de revisar varias combinaciones y tomas un delicioso desayuno. Sales a tomar tu camión y mientras eso sucede, escuchas las aves y contemplar a los perritos que juegan a unos metros de ti. Llegas a la escuela a pasar un día escolar increíble porque entendiste todo lo que te comentan tus profesores; sin distraerte con lo que pasa al alrededor y con una gran alegría por saber que no estás perdido en nada ¡Seguro sacas 10 en tu próximo examen! y guardas la calma por si algo no sale exactamente cómo quieres. ¿Suena ideal? sí ¿Es algo que comúnmente nos sucede? No

A pesar que actualmente existen muchas cosas que pueden intervenir en tener un buen día escolar, tener un buen hábito de sueño es una que está bajo nuestro control y puede hacer que los demás factores sean menos molestos. Quizás te parezca extraño que el sueño, algo que parece tan insignificante (pues no estamos haciendo absolutamente nada) pueda influir en nuestro día a día, pero al terminar este artículo quizás tengas otra opinión.

Ahora imaginemos un día más común donde no dormiste tus ocho horas. Padeciste insomnio hasta altas horas de la noche y suena el despertador cuando apenas sentías un descanso. Pospones la alarma y ya no puedes dormir tan bien porque el despertador estará molestándote cada 10 minutos. Para cuando aceptas que no dormirás más, ya se te hizo tarde para alistarte y desayunar, así que sólo te pones una playera que no luzca tan sucia. Te quitas el almohadazo del cabello y corres a tomar algo rápido de la alacena para llevarlo a donde tomarás el camión, pero en medio de tanto correr, se te cae el alimento que estabas deseoso de consumir.

Parece una eternidad lo que el camión está tardando en llegar ¡Parece que todo está en tu contra! Al llegar tarde a tu clase, pones atención unos tres minutos, pero pronto tu mirada se desvía a una mosca que está cerca de ti y la sigues con la vista hasta que sale por la ventana. Entonces, reparas otra vez en la voz que está frente a la clase y notas porque ya no tienes ni la más mínima idea sobre qué está diciendo el profesor y te estresas mucho, pues sabes que el tema vendrá en el examen que está próximo a presentarse. Por esta razón te enojas muchísimo y pasas un terrible día escolar.

Ahora imagina que la persona con el día ideal es el hermano gemelo de la persona con el día escolar terrible; así que tienen las mismas condiciones económicas. Viven en el mismo lugar, aunque parezca increíble, sus padres los tratan de igual manera, son igual de inteligentes, pero la única diferencia entre los dos es que uno sí cuida sus hábitos de sueño mientras que el otro no le ve la importancia. ¿Cómo puede influir el sueño en que tengan días tan distintos? En la revisión sistemática de Gómez-Fonseca y Genzel (2020) resaltan que la calidad del sueño es la variable con el mayor efecto en el desempeño escolar, de hecho, encontraron una correlación positiva entre regulación del sueño y desempeño académico.

Los jóvenes con excesiva somnolencia durante el día como consecuencia de dormir mal son más propensos a tener dificultades académicas y de autorregulación (Cohen-Zion y Shiloh, 2018). A consecuencia de esto, provoca un pobre control de impulsos e incluso la privación del sueño causa a que el la persona subestime las consecuencias que traerán sus acciones (Porras-Segovia et al, 2019) lo cual podría desencadenar a problemas conductuales severos.

Por si fuera poco, también ocurren alteraciones de funciones corporales como temperatura y apetito las cuales también dependen de las áreas cerebrales que controlan el inicio del sueño (Gómez-Fonseca y Genzel, 2020). Frecuentemente, los efectos negativos del dormir poco pueden ser desapercibidos, sin embargo, estas consecuencias pueden irse acumulando y no disminuyen con un sueño recuperativo (Gómez-Fonseca y Genzel, 2020) ya que es común la creencia que el dormir muchas horas en una sola ocasión podría compensar las malas noches.

Es por ello que, querido lector/a, te recomendamos ampliamente que comiences a cuidar tu conducta del dormir ahora que conoces todo lo que puede influir en tu día a día. En este artículo, te ejemplificamos con un día escolar, pero claro, la atención y memoria son procesos cognitivos que son necesarios todos los días de tu vida y para muchas actividades. Que tu lenguaje de amor propio sea dedicarte las horas adecuadas para dormir.

Autor: Lic. Diana Lizbeth Saucedo-Fernández.

Instituto: Instituto de Investigaciones en Comportamiento Alimentario y Nutrición (IICAN)

Correo: diana.saucedo2782@alumnos.udg.mx