El cerebro es capaz de generar una realidad imaginaria que se puede experimentar de una manera tan similar a nuestra realidad, como cuando estamos conscientes.

Milenio

Lucía Coronado-Ramírez

Patricia Loreley-Gallardo Muñoz

Monserrat Macías-Carballo

Los sueños despiertan la creatividad e imaginación por el deseo de comprenderlos. Poder modularlos es una habilidad que muy pocos han desempeñado y que es utilizada para identificar o saber si lo que se experimentó  fue un sueño o la realidad. Aquellos sueños donde la persona tiene la capacidad de ejercer absoluta soberanía sobre lo que ocurre se les conoce como sueños lúcidos. 

Todos hemos experimentado esa sensación al despertar de saber si lo que acaba de pasar de verdad sucedió o fue un sueño. El mundo de los sueños sigue siendo un tema interesante para todos y a la vez un gran enigma, sobre todo porque son sencillos de olvidar conforme transcurre el día. A través del tiempo se han estudiado sus funciones y sus significados, al igual de cómo estos pueden tener alguna relación con nuestra vida real, llegando incluso a escuchar teorías que aseguran que se puede controlar lo que se realiza dentro del sueño.

Se han realizado varios informes con respecto a los sueños, y se ha escrito que hay una tendencia a presentar experiencias emocionales y vívidas dentro de estos, que suelen tratar sobre preocupaciones por las que se atraviesa, personas con las que tenemos algún tipo de relación y objetos con los que interactuamos mientras estamos despiertos, y todo este conjunto de elementos crea un tipo de “nueva realidad”.

Los sueños, también conocidos como “ensoñaciones” se presentan durante la fase de Movimientos Oculares Rápidos (MOR), una de las 5 fases del ciclo de sueño. Dentro de esta fase el cuerpo se encuentra dormido pero se sigue registrando actividad cerebral, en la que el cerebro es capaz de generar una realidad imaginaria que se puede experimentar de una manera tan similar a nuestra realidad, como cuando estamos conscientes.

¿Cuáles son las diferencias entre la realidad y un sueño?

Si bien nuestros sueños pueden ser tan convincentes de que en realidad están pasando, el máster en Neurociencias Marcos Quevedo, menciona que existen cinco aspectos que nos ayudan a diferenciar lo que es un sueño y lo que es nuestra realidad consciente, los cuales son:

  1. Desconexión: Mientras soñamos es muy difícil percibir estímulos del exterior e integrarlos a lo que está sucediendo dentro del sueño. Esta desconexión se da tanto en lo sensorial como en la parte motora, por ejemplo, cuando estamos dormidos y sentimos que estamos flotando, es debido a que mientras estamos en la fase MOR del sueño se da una parálisis muscular por la activación del Programa Motor, en la que se pierden las señales propioceptivas de nuestras extremidades, es decir, se deja de ser consciente de los brazos y las piernas, lo que da la sensación de estar flotando o de tener la capacidad de movimiento con mayor facilidad y ligereza.
  2. Formación de un mundo análogo interno: La conciencia generada en el sueño es creada de manera interna. Cuando estamos despiertos nuestro cuerpo remite una reacción ante los estímulos del ambiente, dentro del mundo de los sueños el ambiente se va modificando conforme a lo que nuestro cerebro inconsciente va agregando, es a partir de memorias, pensamientos, imágenes o sonidos que se integran de manera aleatoria, lo que va creando esta nueva realidad.
  3. Pérdida del pensamiento reflexivo y del control voluntario: Mientras estamos dentro del mundo de los sueños, no nos detenemos a analizar lo que está pasando o lo que estamos “viviendo”. Dentro del sueño somos el espectador de lo que sucede en dicho mundo, y al mismo tiempo, el actor principal. Debido a que dentro de nuestros sueños somos incapaces de reaccionar de una manera razonable, hace impresionante para nosotros los hechos o actividades repentinas que suceden dentro de éstos, como estar en un lugar y después en otro completamente distinto, el transcurso de la mañana a la noche en cuestión de segundos, la aparición aleatoria de personas, o la capacidad de realizar acciones que serían imposibles de hacer en la vida real como volar, tener ojos de rayo láser, o tener cualquier poder sobrenatural. 
  4. Amnesia: La mayoría de las veces cuando soñamos algo, al momento de despertar lo olvidamos por completo. Mientras soñamos es muy difícil que guardemos en nuestra memoria lo que ha sucedido en el sueño que nos lleven a una historia coherente, ya que dentro del sueño sabemos que somos nosotros, pero no somos capaces de recordar lo que realizamos mientras estábamos despiertos y conscientes.
  5. Hiperemocionalidad: Mientras soñamos se presentan emociones, sobre todo miedo y ansiedad. Éstas se dan de una manera intensa que raramente se ve cuando estamos despiertos, inclusive dentro de la fase MOR. El sistema límbico y la amígdala, además de otras regiones del cerebro involucradas en las emociones, permanecen activas, mientras que el resto de las áreas del cerebro permanecen inactivas.

El soñar despiertos

¿Te ha ocurrido que mientras te encuentras en clase, de repente te imaginas cierta situación y ya no pusiste atención a nada de lo que estaba hablando el profesor? A esto se le conoce como el soñar despierto, y son ensoñaciones que ocurren mientras estamos conscientes. En este estado nos desprendemos de la realidad sin llegar al grado de estar inconscientes. En este momento la realidad es sustituida por la fantasía mientras estamos despiertos o en estado de vigilia, y es la sustitución del estar consciente del aquí y el ahora por algún otro pensamiento y que a los ojos de los demás esta persona está desconectada del mundo que la rodea. Estos sueños tienen una diferencia con los sueños que tenemos cuando estamos dormidos, y es que los sueños despiertos pueden ser controlados con la conciencia e inducidos de manera muy fácil, en cambio, los sueños mientras dormimos, no pueden ser controlados y están bajo el liderazgo del inconsciente.

El doctor Luis Labath, médico especialista en medicina interna, explica en diversas investigaciones que soñar despiertos se ha relacionado con lo que llaman la red default,   la cual involucra cuatro regiones cerebrales: la corteza prefrontal medial, que se ha encontrado relacionada con la memoria y es considerada como la gasolina de los sueños despiertos; la corteza cingulada posterior, encargada de coordinar los sueños despiertos; la corteza parietal, que se encarga de controlar la atención, el cuerpo y el espacio, además de que establece las rutinas, y por último tenemos el tálamo, que es el encargado de enviar la información al cerebro. Esta red es activada la mayoría de las veces cuando realizamos actividades de manera monótona, porque es cuando existen más posibilidades de que se den los sueños despiertos.

Sueños lúcidos

Estos sueños se dan entre un nivel de conciencia entre el sueño y el estar despiertos. El doctor Marcos Quevedo, menciona que estos sueños ocurren cuando la persona en la fase MOR es consciente de que está dormida y de que está soñando, por lo tanto son capaces de modular lo que sucede y lo que hace dentro del sueño. Casi siempre también se conserva la capacidad de reflexionar y de recordar experiencias vividas de manera consciente, al mismo tiempo que se experimenta el sueño de una manera tan real como si estuviera despierto, lo que le permite actuar de manera voluntaria dentro del sueño aunque éste se desarrolle en un contexto extraño y poco realista.

Finalmente, se sabe que a lo largo de la vida todos experimentamos la sensación de creer que nuestra realidad está siendo alterada a partir de un sueño. Los sueños lúcidos se forman a partir de la habilidad que nos permite generar esa fase de ilusión y de ser consciente de que estás soñando. En ocasiones peculiares es posible modular lo que se sueña y decidir entre continuar con la aventura o simplemente despertar de la fantasía. Como seres biológicos, esta experiencia fantasiosa tiene su origen  en las etapas del sueño, que son las que hacen posible que sucesos como este lleguen a ser reales. Para poder generar esta sensación, es necesario que tengamos un nivel de conciencia que nos permita identificar y conocer qué es lo que se está imaginando.

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