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Álvaro García

El hígado es un órgano importante del cuerpo, que controla los niveles químicos saludables y no saludables del cuerpo, también ayuda con la coagulación sanguínea, a deshacerse de las células sanguíneas viejas o dañadas, a controlar el azúcar en la sangre entre otras funciones que son necesarias en nuestro organismo. 

Las alteraciones hepáticas constituyen un problema de salud pública a nivel mundial, ya que son una de las enfermedades infecciosas más extendidas y graves del mundo. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se estima que cada año hay alrededor de unos 20 millones de casos de infección por la cepa de la hepatitis E  y en el año 2015 provocó aproximadamente 44 000 defunciones. 

Tzintli Meraz Medina, doctora en Neurociencias, con un posdoctorado en Ciencias de la Reproducción y el Comportamiento y profesora investigadora A del Centro Universitario del Sur (CUSur), quien dirige la investigación titulada “Presencia de anticuerpos IgG anti HEV en fauna silvestre nativa del estado de Jalisco” explica que en México se estima que la mortalidad a causa de la hepatitis ha ido en aumento en los últimos años, esto secundario a la cronicidad de la enfermedad que deriva en cáncer y cirrosis, la falta de estudios, de pruebas y tratamiento es un factor del aumento. 

La hepatitis es una inflamación del hígado que afecta su funcionamiento. Las cinco cepas del virus son: A, B, C, D y E. Todas causan enfermedades hepáticas y la afección puede desaparecer espontáneamente o evolucionar hacia padecimientos más graves.

Meraz Medina menciona que al virus de la hepatitis E se le ha dado poca importancia en comparación con otros virus que producen hepatitis, porque es un virus de tipo zoonótico, que realmente no tiene una afección muy grave sobre las personas. Es un virus de tipo oportunista que cuando hay alguna enfermedad hepática, un embarazo, o algún tipo de inmunosupresión se presenta y ataca a las células.

 “Nosotros tenemos en nuestra hipótesis que el hecho que se haya urbanizado todas las zonas que antes eran nichos ecológicos ha provocado que animales que son portadores muy comunes de la hepatitis E cómo lo es el cerdo o el perro puedan contagiar a toda la fauna silvestre. 

Sobre las vías de transmisión de la Hepatitis E, la doctora expresa que existen varias, pero la principal es la fecal-oral que se lleva a cabo cuando los trabajadores del campo tratan con animales y restos de sus heces se quedan en las manos y posteriormente se lo llevan a la boca al consumir alimentos o tomar bebidas. La otra es por consumo de aguas negras o aguas contaminadas: “Es muy común sobre todo con la limpieza de animales de producción o de traspatio, donde limpian las heces con agua que se van al canal y del canal al río y ese río de repente sirve para surtir agua a otras personas para lavar o hacer otras cosas, de tal manera que se consume el líquido que ya está infectado”. La última vía de transmisión que se ha identificado como la más aguda y es causada por el consumo de carne mal cocida. 

De acuerdo con la doctora la Hepatitis E no tiene una sintomatología física con la que se pueda saber si un animal o una persona tiene el virus, se realiza únicamente por diagnóstico de laboratorio, mediante la técnica ELISA, técnica para detectar anticuerpos IgG. 

“Los anticuerpos IgG son anticuerpos de memoria que genera el sistema inmune cuando se ha detectado algún tipo de patógeno, entonces se detecta el patógeno, el sistema inmune empieza a liberar estos anticuerpos, se liberan primero los anticuerpos IgM y luego quedan algunos anticuerpos de memoria que son los IgG o inmunoglobulinas de tipo G”, explicó la doctora.

Actualmente la doctora junto con su equipo de investigación están realizando dos tipos de investigaciones: la primera es con personas que trabajan directamente en ranchos porcícolas, pues ya tienen como antecedentes otras dos investigaciones, en donde revisaron si había este tipo de anticuerpos de memoria en cerdos de rastro y encontraron que casi el 100% de los cerdos de rastro que se sacrifican aquí en Ciudad Guzmán tenían presente el anticuerpo, pero eso no quiere decir que el virus estuviera latente, sino que en algún momento estuvieron infectados los cerdos.

Después realizaron un estudio con algunos trabajadores del rastro y también encontraron una alta incidencia de trabajadores que habían estado infectados con el virus. Ahora están trabajando con los trabajadores de ranchos porcícolas para ver si también ellos tienen un mayor riesgo de infectarse por el tipo de trabajo.

La segunda investigación que están realizando es la detección por medio de anticuerpos de memoria IgG en la fauna silvestre que se rescata por medio de las unidades de rescate de fauna de Zapopan y Tlajomulco. Tomamos muestras de sangre y comprobamos si en algún momento el animal estuvo infectado con este virus.

La doctora Tzintli indicó que el virus de la Hepatitis E, es un virus que tienen que seguir estudiando porque no saben cómo vaya a mutar, qué otros vectores vaya a tener y qué repercusiones epidemiológicas dentro de la salud pública tenga, ya que en el campo de la salud y en el campo clínico no se le da la importancia a los otros tipos de virus que generan hepatitis, como se le ha dado al tipo A, B o el C.                     

aantonio.garcia@alumnos.udg.mx